José María Pemán y Pemartín nació en Cádiz, en 1897, en el seno de una familia de la burguesía acomodada. Su padre, Juan Gualberto, fue abogado en ejercicio y diputado conservador perteneciente a la familia política de la Restauración. Su madre María Pemartín era de familia jerezana. Continuar leyendo
Por la calle de las siete revueltas
corrían parejas vida y muerte.
Pidiendo justicia y mejor suerte
La Mano Negra del sueño despierta. Continuar leyendo
Desde la más remota antigüedad se sostuvo que ciertas formas de vida surgían de forma espontánea por mera combinación de los elementos ambientales, de manera que la naturaleza surtía de un flujo constante de pequeños seres que servían de sustento al mantenimiento de la vida de otros organismos más complejos, organismos superiores cuyo origen primero también tendría que haberse producido de una manera similar; en este caso mediante una intervención divina más directa.
Narragoniem, en la Edad Media, era el país de los locos. Un lugar a donde embarcarse para huir de esta sociedad supuestamente sana y buscar la utopía de un mundo en el que los locos pudieran ser felices.
José Jurado Morales
Universidad de Cádiz
Revista de Literatura Tierra de Nadie 4
José Luis Acquaroni
Qué curiosa es la historia del arte en general y de la literatura en particular. Lo que en su día pudo ser un éxito clamoroso, con el tiempo puede quedar relegado al olvido, y viceversa: lo que pasó desapercibido alguna vez puede llegar con el tiempo a erigirse en bandera de un momento literario determinado. Siendo así el asunto, a quién puede extrañar que, incluso para los que tienen un buen conocimiento de esa historia literaria reciente, los apellidos Acquaroni Bonmatí no sean más que rarezas onomásticas de clara ascendencia italiana. En efecto, muchos no saben quién es José Luis Acquaroni Bonmatí y otros muchos, aun sabiéndolo, no han tenido la oportunidad de leer alguna de sus obras. Tal situación resulta paradójica cuando se advierte que este gaditano fue uno de los promotores de la literatura de su provincia en los años cincuenta, que se alzó con galardones para cuentos tan destacados como el Ínsula o el Hucha de Oro, que vio algunas de sus obras traducidas al inglés, francés y alemán, que fue una de las firmas que retrató la posguerra española desde las páginas de los periódicos, que dedicó una de sus novelas a su entrañable amigo Miguel Delibes o que llegó a ser el primer Premio Nacional de Literatura de la democracia.
Ignacio Soldevila Durante Catedrático emérito Universidad Laval Québec, Canadá
Nada en una obra literaria se puede lomar a humo de pajas, y vive Dios que en una historia con adolescencias y ubicada mayormente en la ciudad de San Dionisio Areopagita tales humos debieran tener por derecho propio fuerza de fumata[i]. Y no sólo porque a un texto literario se le suele considerar exento de ruidos (utilizo el término según la ciencia de la información), sino porque, en el caso concreto del autor de Tiempo de guerras perdidas, que ahora me ocupa, es persona a quien repugna la improvisación, como lo prueba cada página de su amplia bibliografía. Y más aún, porque una de las característica más evidentes –aunque tal vez no tan notoria como merece– de su escritura es el cuidado y sabio uso de su caudal léxico[ii]. Nada pues, insisto, se puede tomar a la ligera en una obra literaria, cuando se pretende hacer una lectura crítica, y menos que nada los títulos con que se nos ofrecen a examen. Continuar leyendo
Hijos de Sur, un libro con el que disfrutar del encuentro entre poesía y pintura, en el que se reivindica la obra de andaluces de todos los tiempos. Un libro que está viajando por toda la península atrayendo a colectivos de diferentes ámbitos. En esta ocasión su autor, Javier López Menacho, ha sido invitado por Diversitats – Radio Acathi, Premio del Consell Municipal de Benestar Social de Barcelona y defensores de los derechos LGTBI, para hablar de Lorca, Cernuda, Wallada y demás andaluces universales.
Nos congratula comprobar cómo se perfila en el horizonte literario de nuestra tierra un nuevo narrador: José F. Ruiz Mata, de quien acabamos de leer una primera novela, titulada El hombre que nos acompaña, aparecida en la colección Primera Estampa de la madrileña Editorial Calambur.
Y además la narración de José F. Ruiz Mata está ambientada en las calles jerezanas del barrio de San Miguel. En ellas se mueven los personajes que la pueblan, en sus tiendas y casas de vecindad, con algunas incursiones a la periferia, tirando hacia la Corta, en tiempos de la posguerra. Se trata de una historia compuesta de otras varias historias, surgidas del cotidiano devenir de una comunidad, perteneciente a una clase social determinada, la que componen pequeños comerciantes y artesanos, con la inclusión de algún que otro tipo singular, tal pueden ser un herbolario y un cantaor flamenco, cuyas vidas transcurren, por regla general, en medio de una rutinaria tranquilidad, solamente afectada por problemas de entidad íntima en algunos casos.
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